7.11.2010

UN BUEN DUENDE


El día de hoy les contaré de un duende en el que tenía muchas expectativas.
me metí a internet buscando un nuevo lugar que visitar ( solo por motivos informativos, para poder contárselo a ustedes claro), y me tope con el Hotel El Duende.

Buscamos la dirección y partimos en el auto confiados, luego de un largo viaje a Amunategui 21 llegamos, con un primer intento fallido ya que no logramos encontrarlo... ya en una segunda vuelta nos estacionamos afuera a preguntar donde estaban los estacionamientos.

Una puerta completamente de madera recordando los antiguos campos irlandeses se abrió, para dar paso a una larga escala hecha del mismo material que les dije.

Pregunto que donde está el estacionamiento, y me responden que se dejan $10.000 por si se pierde la tarjeta y que fuera a la calle san martín ( a 2 cuadras ) lo que no me pareció muy grato, pero ya estaba ahí.


Volvimos del estacionamiento caminando , íbamos con las ganas de estar en una pieza super vip que salen $25.700 y se puede escoger entre jacuzzi o el caño, pero no estaban disponibles y yo no caché y no hice la reserva, pero como ya estábamos ahí, aprovechamos igual po; así que nos conformamos con una VIP, tenia para escoger entre la cabaña y la japonesa, me gusto la última, se veía limpia... ordenada, tenía radio, un lcd, una ducha que daba con un vidrio para que mientras uno se baña el otro mira completamente todo desde la cama.

La ambientación era muy buena, tenían luz que la regulábamos desde el costado de la cama, por lo que se hacía más sexy el momento, uno se sentía en otro lugar y todo por la módica suma de $17.500 con dos traguitos.

Lo malo es que la radio y la tele funcionaban sin control, por lo que tenía que estar parándome cuando queríamos cambiarla, la televisión por cable tenía muchos canales bloqueados.

Ya como a las 5 am estábamos con mucha hambre, por lo que nos decidimos a ver la carta y yo haciéndome el galán le dije, naah escoge lo que quieras... cuando vi el precio casi me da un infarto, (terminé diciéndole que en verdad no tenía tantas ganas de comer), pasamos un rato durmiendo y llegó lo que a mi juicio fue lo que hizo que mi experiencia fuera absolutamente vergonzosa... imagínense a las 11 de la mañana en pleno centro de Santiago... saliendo del conocido motel el duende... todos mirándonos con cara de ...
¡ buena cacherooos!...
cuático.







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